sábado, 16 de enero de 2016

VIENTOS DE CAMBIO


Crónica del día: Para opiniones los colores, nunca mejor dicho. 

El revuelo mediático está servido en esta España que no adelanta lo que debiera, porque, para qué lo vamos a negar, la Libertad, a la que tan de poco a poco nos vamos acostumbrando (40 años de dictadura ha marcado hasta a los que no estuvieron), se niega a ver sin el velo del costumbrismo, sin entender que corren tiempos nuevos, que la nuevas generaciones podrán hacer cosas diferentes, que a este País, al que aún le queda mucho del que nos mostró Berlanga, le están diciendo ¡basta ya! de mamarrachadas. Gente joven donde antes siempre hubo miradas atrás y enconamientos entre una derecha y una izquierda acomodada y donde no creyeron que un día llegarían aires nuevos de renovación y ganas de no seguir haciendo, ni creer, en lo mismo.

Tan acostumbrados hemos estado en otros 40 años de ¿democracia?, a que nos gobiernen los de siempre que, ¡válgame la Virgen del  Cambio!, lo que está doliendo la revolución de las urnas. Parece una plaga egipcia, para muchos, que los nuevos partidos políticos, llenos de ropa informal, con rastas en el pelo, con bufandas propias del orgullo gay, de tacones bajos... y con niños junto al pecho, haya entrado, por derecho, en el hemiciclo.

Personas que yo creía libres de mente, me sorprenden opinando ahora bajo la directriz y color de un partido político al que se deben. Incluso me decía el otro día una conocida que no le daba a "me gusta" en mi facebook a determinadas opiniones o entradas más o menos literatas, porque de alguna forma "lo tenían vetado", porque no hay que ir en contra de lo que pregonan a través de un partido político, aunque fuera lo que en realidad comparten... Triste, le dije: Si uno pierde su libertad por unas siglas políticas -que a veces nada dan, aunque otras benefician en exceso- ¿de qué nos extrañamos, entonces, de cómo vamos en este País que quiere avanzar, pero no le dejan... y de ser meros servidores de una idea que ni siquiera es la propia?

No pertenecer a ningún partido político me da libertad de opinión, de creencia, de movimiento, de husmear entre las gentes, de votar a quién me de un trocito de ilusión para la calle, para el salario (paupérrimo), para no hacer demagogia, para no rasgarme las vestiduras porque al Congreso han llegado bebes del pecho de su madre, al que algun@s llaman postureo, mientras otr@s lo consideramos llamada de atención sobre unas leyes que no llegan o no legislan convenientemente, no vaya a ser que a los de siempre  se les acabe el chollo de dormirse en el hemiciclo y jugar al Candy Crush en sus sesiones. 

Póngase ya las pilas el Congreso (si le es posible y no se repiten las elecciones) y legislen, sobre todo, para que en política no haya tantos privilegios... Uno de ellos, ese mismo de poder llevarse a los bebés al "postureo"... Porque lo que ocurre, a todas luces irritante, es que en política todo valga y en la calle todo nos espanta...

Vergüenza me da y rabia, para que voy a ocultarlo, ver a tanto señor de traje y corbata, algunos imputados por corrupción (hay que decir presuntamente), jurando fidelidad al cargo como diputados y aforados, de los que pocos nos hemos hecho eco... De que en un juicio a una Infanta de España, la Abogada del Estado y el Fiscal parece se han puesto de acuerdo (presuntamente) para dejarla libre de ser juzgada (Hacienda somos todos ya solo es un reclamo publicitario)... Pero eso sí, el niño de Bescansa ha hecho correr ríos de tinta e indignación,   (si la diputada no fuera del partido emergente y cabreante para tantos,  otras opiniones, estoy segura, cantarían...) Y no digamos de un diputado con rastas al que la "señora" que juega y duerme en el escaño lo ha llamado piojoso sin presunción... Y para qué seguir.

Como todo en esta vida está sujeto al color del cristal con el que miramos las cosas.  De militar en política nada se, ni voy a aprender. De maullar sobre lo que me procura la calle y la vida, lo haré siempre desde la libertad que me da observar desde los tejados y utilizar las zarpas y mi cabeza para contarlo. 

Gata Literata.