sábado, 1 de noviembre de 2014

Historia del "Jalogüen" y Día de Difuntos manchego.




 Crónica del día: Estos días toca de nuevo usar un buen disfraz. Se lustran escobas; es tiempo de calabazas, llevar flores a los muertos y tradiciones.
Que nadie me suponga irreverente con el recuerdo de los seres queridos que nos dejaron y que, pese al tiempo que haya transcurrido, no han cavado un hoyo en nuestro corazón. Pero pueden opinar-me irónica en cuanto a mi particular visión sobre tanto vivo que se agarra al bollo... Y seguir con el Cuento…


En La Mancha, Jalogüen es lo que es, por mucho que queramos imitar al Halloween importado.Tal y como se importan las cosas que son importadas que, en realidad, es lo que menos importa; porque en el importar y en el exportar, puede estar la ganancia. 

Investigando en fuentes que pueden ser más o menos fidedignas -porque sólo puedo echar mano de lo que más a mano tengo- compruebo que hubo una época denominada A.C. Cuando pasó un tiempo prudencial se convirtió en D.C. Entonces sucedió que los que seguían más que otros la Era D.C. eran unos señores gordos que vestían túnicas de ricas telas. Se tocaban la cabeza con unos gorritos muy finos, rojos carmesí. -Se les reconoce todavía por vivir a cuerpo de rey, en palacios episcopales-. Estos sabían que unos tunantes más cabezones que ellos, adoraban a un tal Samhain, -que debía ser de la india o alrededores- que echaba humo por las orejas y olía a azufre… Veían los fastuosos de la panza gorda que había mucha gente -que no comulgaba con ruedas de molino- que tenían un día al año, - concretamente el 31 de octubre- destinado a divertirse, aunque vistieran de negro (pero suponían que no era de luto). Que las mujeres no se quedaban en casa con la pata quebrada; sino que se maquillaban con esmero, y cubrían sus testas con gorros más altos que ellos, de ala ancha. Hasta había quienes usaban escobas de palma para trasladarse, (nada de papamóviles ni menudencias de esas). Amén de ir a todas partes con unas calabazas iluminadas de sonrisa histriónica con las que engalanaban las ganas de pasárselo bien... Llegaron a la conclusión que, por culpa de esas celebraciones paganas, se les podía ir toda la clientela que ellos habían conseguido llevarse al huerto, asustándoles con absurdos de gran calibre. Tales como que si comían carne en fiestas de guardar, se irían con Samhain. Si no pagaban la gula o hacían el amor a carnes descubiertas; les saldría un grano en la punta de la nariz, y otros sitios muy íntimos para, seguidamente, achicharrarse en las calderas de Pedro Botero… Y más salvajadas que inventaron de asustar mucho...  -Tratando tan espinoso asunto con las más altas personalidades de la curia- concluyeron que ellos mismos  hacían publicidad gratuita a los paganos con tanto perseguirles inquisitivos. Así fue como se les ocurrió que a esa fiesta tan despendolada de lujuria y frenesí, podían ellos plantar cara en su afán de ganar adeptos para la causa; ya que sólo tenían que esperar a que terminaran las calabazas de celebrar su disfrazado día de difuntos, para que los aburridos cristianos pudieran conmemorar también que todos ellos llevaban su sambenito a cuestas. Decidieron que el día 1 de Noviembre se celebraría que los muertos estaban muertos; (aunque algunos vagan eternamente en busca de un sosegarse desde la cadavérica posición que ostentan) por tanto, los vivos les llevarían flores a las tumbas, -ya que en vida muchas veces no se dignaron llevárselas- 

Se inició así la costumbre de que, especialmente una vez al año, se adornen mucho  los Cementerios. Más que nada porque no íbamos a ser menos que los de las escobas y calabazas. O lo de otros lugares del mundo (de México, por ejemplo) donde celebran con comilonas a lo grande que su Catrina acoja a los muertos con dulces viandas; adornos florales, más todas esas cosas que les gustaron en vida a los finados, y son dejadas junto a las sepulturas, para que no echen en falta que ya no comen, ni retozan y celebrar que, en el Más Allá, ya no están como en el más acá; sumidos en llantos y disgustos hipotecarios... Sino contentos de haber pasado a otro plano más liviano.

Total, que así pasamos a pasarlo pipa los paganos y los cristianos entre un 31 de octubre y el 1 de noviembre. Luego pensaron los responsables clericales que al día 2 de noviembre también había que darle su motivo -Dios mediante- y fue dedicado a las Ánimas. Que no se llaman así por tener el ánimo subido, que va. Sino porque tienen un purgar de Alma que no se sabe cuanto les durará, y, aunque nos queramos igualar a las brujas y brujos de Jalogüen; a los cristianos que fuimos "educados" para la causa –por los subalternos de los gorritos rojos, también denominados apostólicos y romanos- nos queda mucho penar que recorrer. Cuan Ánima desanimada. 

Siguiendo con la indagación entre mis indagaciones, descubro, -aún sin saber inglés- que en Inglaterra fue donde, al parecer, antes vislumbraron el problema que solucionaron muy avenidamente los unos y los otros. La celebración se denominó "All Hallow Day". A la noche anterior se le llamó "All Hallow Even". Con las ya conocidas contracciones, -tan acostumbradas en el idioma- pasó a ser "All Hallow E'en" para, finalmente, derivar en "Halloween". Pero claro, nadie contaba con que, en La Mancha del Quijote, -muy importante a tener en cuenta en la Historia D.C.- la fiestecita no iba a ser tan fácil de mentar. 

Lo de las calabazas, aquí en tierra de Cucurbitáceas, no iba a suponer ningún problema… Convocados a asamblea ordinaria, se reunieron los responsables de acoger a la costumbre extranjera para preparar el día pagano, que daría paso y mayor esplendor, (o eso creían) al cristiano. Para ello, con antelación a la fiesta se salía a la huerta. Las calabazas más gordas se apartaban. Se les dejaban a los críos para que, a la salida de la escuela, se afanaran en vaciarlas por dentro con una navaja de Albacete. Les trazaran ojos; una boca desdentada, las pusieran en sus cabezas -para que no se les enfriaran las ideas- y se ataviaran también con ropajes al más puro estilo de las brujas “julibudienses” para así formar parte de la fiesta de escobas voladoras y ritos de Samhain & Cia. 

Por otra parte, aquí en la Mancha y alrededores, se daba la circunstancia que la flor dedicada a los muertos de toda la vida, el Crisantemo, ya parecía poca cosa para tan alta tradición de unión que establecieron en su día los Celtas – que se resignaban a desaparecer del todo y por eso su espíritu se aparecía por los Campo Santos, reclamando la Memoria Histórica en la que se involucraron mucho los Manchegos; amén de todos los paganos y cristianos del mundo que se unían a la movida que tanta tradición y fuerza tuviese enraizada; incluso en los Estados Unidos, -ya que, si están unidos, es mejor que si están cada uno por su sitio- . Decidieron pues relegar a un segundo plano a la planta mortuoria por antonomasia y la cosa fue pasando de castaño a oscuro. Pues poco pareció a algunos importarles el dispendio económico, ni que el muerto en vida no hubiera tenido flor que llevarse al ojal. Lo importante ahora era quedar bien en el mausoleo del fenecido independientemente de que fuera rico, pobre, bueno o malo... -Menos mal que la Muerte aún es la misma para todos. Que si no, menudo lío habría con tantas diferencias como lleva implícita la Vida antes de morirse uno- Y, bueno. No hay mal que por bien no venga. Por eso es por lo que se llegó a la conclusión de que cuantas más flores se les pusieran,  mejor. Porque, todo hay que decirlo: el Día de Difuntos español no es una tontería menor, y al estar emparentado con Jalogüen, menos. 

La costumbre se ha ido acrecentando en el transcurrir del tiempo. Así se trate de volar en libertad cada quién que participe, con su escoba y se adorne de calabazas; o en el que las tumbas y nichos se engalanen a rebosar de rosas, jazmines, gladiolos, claveles reventones, camelias, orquídeas y hasta tulipanes venidos de Holanda, en cantidades cuasi industriales. Porque, ¿qué pobreza es eso de llevar Crisantemos a quien nunca se le llevó una Margarita de la huerta?...Nada, nada…Lo ideal son las flores menos mortales y, por tanto, las más caras del mercado; que para eso le echan cara los floristas al tema…
De esto se sabe también que así fue como se inventó la usura para estos eventos y otras celebraciones nacionales o de importación. 

Pero, no importa. Las tumbas deben competir. Los nichos equipararse. El vecino del primero no puede tener mejor muerto adornado que el del rellano…Y se echa la casa por la ventana que, en pasando Jalogüen, el Día de Difuntos o de Todos los Santos, si hay que atarse el cinturón, -con esto de la crisis- se ata. Pero las Ánimas pueden subir más floreadas un escalafón para dejar de penar. Aunque desde su pena comprueben que, en ocasiones, no está la vida de los vivos ni para morirse de risa.

Concluye así el pormenorizado y particularísimo estudio de cómo en la Tierra Noble del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, la fiesta pagana de importación, Jalogüen, fue adoptada como propia, fusionándose tan ricamente a la cristiana fiesta de Todos los Santos Difuntos y Ánimas Benditas.

Nota sobre la última investigación de la autora: El Jalogüen manchego, viene a significar lo mismo que en todo el país; los ingleses de Inglaterra, los mismísimos EE.UU. y el resto del mundo mundial. Pero comprobándose de fuentes fidedignas que de esos llamados EE.UU se ha derivado, y extendido por el orbe pagano y cristiano, esa forma tan conocida de asustar...


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