viernes, 9 de mayo de 2014

CALMA Y VERSO



Crónica del día: Me falta tiempo, o lo pierdo...Ya no sé, en realidad, qué hago con él, porque prometí a mi amiga Lola que haría una crónica llamada "Milagro en Primavera" (que tengo a medio) en la que relataría todos los acontecimientos gáticos que sucedieron el 21 de marzo a esa hora en que el frío se despide hasta nueva orden y las pieles se van liberando de la atadura de lanas y capas de cebolla, pero que, por esas cosas de la vida que es mágica y gatuna, Katy, esa gata otrora tiempo callejera, y ahora nueva reina del mambo casero, nos ha hecho el mejor regalo que se pueda hacer a unos sencillos y mortales humanos, y nos tiene robado el tiempo y las sonrisas. (Pero advierto, yo no suelo dejar trabajos a medio...Pronto volveré y relataré aquella tarde y los días siguientes en las que 5 hermosos gatos 5, fueron paridos en esta casa de mis desvelos...)
 
Ahora tan solo traigo una pequeña historia y una de las fotos de ese hermoso gato que nació en el comienzo de la Primavera. Se llama Verso...


Calma y Verso o, lo que es igual, de tal palo, tal astilla…
"Si Katy ha sido preñada por "El guaperas", nos quedamos su cría"... Maullaba el gato grandotote "Jorgete", cuando el felino rondaba a las gatas de casa.
El gato apareció un día en
la terraza. Fui a por la cámara y flas, flas… fotos para el felialbum. No se había visto a un gato así por las inmediaciones, ni cuando moraba Al-Tubarri por la cuesta de La Encarnación.

 La sorpresa vino en el parto de quintillizos y, por esas cosas de que las gatas pueden ser preñadas por tantos gatos como sexo gatuno tenga, pues zaca…Tres gatas de un gaturrón pelirrojo del barrio, y dos de ese llamado “guaperas”, por la que suscribe, al ver el bellezón que miraba, descarado a mí, y prometiendo sexo placentero a las felinas.

 Luego me enteré que se llama Calma. Guapo y calmado. Dos ingredientes difíciles de amasar en estos tiempos tan des-humanizados. Es de la panadería de calle abajo. O sea; vecino con olor a pan y dulces. Lo de Calma, tiene miga: Dicen las dueñas que cuando se lo encontraron, solo y callejeando el frío, éstas se preocuparon por si se lo estaban quitando a algún alma caritativa a quién se le habría escapado… Y, de pronto, escucharon con maullido meridiano “calma”…
— ¡¡El gato habla, el gato ha hablado¡¡ Se decían jubilosas y a punto de la taquicardia por la sorpresa… Y de ahí que el “guaperas” se llame, en realidad Calma.

 Y, como si de un principio metafísico se tratara por eso de que “piensa lo bueno y se te dará", el gato “Jorgete” se salió con la suya y, por si hubiera dudas de la paternidad…Aquí están, padre e hijo. Calma y Verso… El menudo llamado así, por eso de que los gatos también pueden ser poetas.