miércoles, 30 de octubre de 2013

JALOGÜEN=DÍA DE DIFUNTOS. Historia manchega.






 Crónica del día: Estos días toca de nuevo usar un buen disfraz. Se lustran escobas; es tiempo de calabazas, llevar flores a los muertos y tradiciones.
Que nadie me suponga irreverente con el recuerdo de los seres queridos que nos dejaron y que, pese al tiempo que haya transcurrido, no han cavado un hoyo en nuestro corazón. Pero pueden opinar-me irónica en cuanto a mi particular visión sobre tanto vivo que se agarra al bollo... Y seguir con el Cuento…


En La Mancha, Jalogüen es lo que es, por mucho que queramos imitar al Halloween importado.Tal y como se importan las cosas que son importadas que, en realidad, es lo que menos importa; porque en el importar y en el exportar, puede estar la ganancia.

Investigando en fuentes que pueden ser más o menos fidedignas -porque sólo puedo echar mano de lo que más a mano tengo- compruebo que hubo una época denominada A.C. Cuando pasó un tiempo prudencial se convirtió en D.C. Entonces sucedió que los que seguían más que otros la Era D.C. eran unos señores gordos que vestían túnicas de ricas telas. Se tocaban la cabeza con unos gorritos muy finos, rojos carmesí. -Se les reconoce todavía por vivir a cuerpo de rey, en palacios episcopales-. Estos sabían que unos tunantes más cabezones que ellos, adoraban a un tal Samhain, -que debía ser de la india o alrededores- que echaba humo por las orejas y olía a azufre… Veían los fastuosos de la panza gorda que había mucha gente -que no comulgaba con ruedas de molino- que tenían un día al año, - concretamente el 31 de octubre- destinado a divertirse, aunque vistieran de negro (pero suponían que no era de luto). Que las mujeres no se quedaban en casa con la pata quebrada; sino que se maquillaban con esmero, y cubrían sus testas con gorros más altos que ellos, de ala ancha. Hasta había quienes usaban escobas de palma para trasladarse, (nada de papamóviles ni menudencias de esas). Amén de ir a todas partes con unas calabazas iluminadas de sonrisa histriónica con las que engalanaban las ganas de pasárselo bien... Llegaron a la conclusión que, por culpa de esas celebraciones paganas, se les podía ir toda la clientela que ellos habían conseguido llevarse al huerto, asustándoles con absurdos de gran calibre. Tales como que si comían carne en fiestas de guardar, se irían con Samhain. Si no pagaban la gula o hacían el amor a carnes descubiertas; les saldría un grano en la punta de la nariz, y otros sitios muy íntimos para, seguidamente, achicharrarse en las calderas de Pedro Botero… Y más salvajadas que inventaron de asustar mucho...  -Tratando tan espinoso asunto con las más altas personalidades de la curia- concluyeron que ellos mismos  hacían publicidad gratuita a los paganos con tanto perseguirles inquisitivos. Así fue como se les ocurrió que a esa fiesta tan despendolada de lujuria y frenesí, podían ellos plantar cara en su afán de ganar adeptos para la causa; ya que sólo tenían que esperar a que terminaran las calabazas de celebrar su disfrazado día de difuntos, para que los aburridos cristianos pudieran conmemorar también que todos ellos llevaban su sambenito a cuestas. Decidieron que el día 1 de Noviembre se celebraría que los muertos estaban muertos; (aunque algunos vagan eternamente en busca de un sosegarse desde la cadavérica posición que ostentan) por tanto, los vivos les llevarían flores a las tumbas, -ya que en vida muchas veces no se dignaron llevárselas-

Se inició así la costumbre de que, especialmente una vez al año, se adornen mucho  los Cementerios. Más que nada porque no íbamos a ser menos que los de las escobas y calabazas. O lo de otros lugares del mundo (de México, por ejemplo) donde celebran con comilonas a lo grande que su Catrina acoja a los muertos con dulces viandas; adornos florales, más todas esas cosas que les gustaron en vida a los finados, y son dejadas junto a las sepulturas, para que no echen en falta que ya no comen, ni retozan y celebrar que, en el Más Allá, ya no están como en el más acá; sumidos en llantos y disgustos hipotecarios... Sino contentos de haber pasado a otro plano más liviano.

Total, que así pasamos a pasarlo pipa los paganos y los cristianos entre un 31 de octubre y el 1 de noviembre. Luego pensaron los responsables clericales que al día 2 de noviembre también había que darle su motivo -Dios mediante- y fue dedicado a las Ánimas. Que no se llaman así por tener el ánimo subido, que va. Sino porque tienen un purgar de Alma que no se sabe cuanto les durará, y, aunque nos queramos igualar a las brujas y brujos de Jalogüen; a los cristianos que fuimos "educados" para la causa –por los subalternos de los gorritos rojos, también denominados apostólicos y romanos- nos queda mucho penar que recorrer. Cuan Ánima desanimada.

Siguiendo con la indagación entre mis indagaciones, descubro, -aún sin saber inglés- que en Inglaterra fue donde, al parecer, antes vislumbraron el problema que solucionaron muy avenidamente los unos y los otros. La celebración se denominó "All Hallow Day". A la noche anterior se le llamó "All Hallow Even". Con las ya conocidas contracciones, -tan acostumbradas en el idioma- pasó a ser "All Hallow E'en" para, finalmente, derivar en "Halloween". Pero claro, nadie contaba con que, en La Mancha del Quijote, -muy importante a tener en cuenta en la Historia D.C.- la fiestecita no iba a ser tan fácil de mentar.

Lo de las calabazas, aquí en tierra de Cucurbitáceas, no iba a suponer ningún problema… Convocados a asamblea ordinaria, se reunieron los responsables de acoger a la costumbre extranjera para preparar el día pagano, que daría paso y mayor esplendor, (o eso creían) al cristiano. Para ello, con antelación a la fiesta se salía a la huerta. Las calabazas más gordas se apartaban. Se les dejaban a los críos para que, a la salida de la escuela, se afanaran en vaciarlas por dentro con una navaja de Albacete. Les trazaran ojos; una boca desdentada, las pusieran en sus cabezas -para que no se les enfriaran las ideas- y se ataviaran también con ropajes al más puro estilo de las brujas “julibudienses” para así formar parte de la fiesta de escobas voladoras y ritos de Samhain & Cia.

Por otra parte, aquí en la Mancha y alrededores, se daba la circunstancia que la flor dedicada a los muertos de toda la vida, el Crisantemo, ya parecía poca cosa para tan alta tradición de unión que establecieron en su día los Celtas – que se resignaban a desaparecer del todo y por eso su espíritu se aparecía por los Campo Santos, reclamando la Memoria Histórica en la que se involucraron mucho los Manchegos; amén de todos los paganos y cristianos del mundo que se unían a la movida que tanta tradición y fuerza tuviese enraizada; incluso en los Estados Unidos, -ya que, si están unidos, es mejor que si están cada uno por su sitio- . Decidieron pues relegar a un segundo plano a la planta mortuoria por antonomasia y la cosa fue pasando de castaño a oscuro. Pues poco pareció a algunos importarles el dispendio económico, ni que el muerto en vida no hubiera tenido flor que llevarse al ojal. Lo importante ahora era quedar bien en el mausoleo del fenecido independientemente de que fuera rico, pobre, bueno o malo... -Menos mal que la Muerte aún es la misma para todos. Que si no, menudo lío habría con tantas diferencias como lleva implícita la Vida antes de morirse uno- Y, bueno. No hay mal que por bien no venga. Por eso es por lo que se llegó a la conclusión de que cuantas más flores se les pusieran,  mejor. Porque, todo hay que decirlo: el Día de Difuntos español no es una tontería menor, y al estar emparentado con Jalogüen, menos.

La costumbre se ha ido acrecentando en el transcurrir del tiempo. Así se trate de volar en libertad cada quién que participe, con su escoba y se adorne de calabazas; o en el que las tumbas y nichos se engalanen a rebosar de rosas, jazmines, gladiolos, claveles reventones, camelias, orquídeas y hasta tulipanes venidos de Holanda, en cantidades cuasi industriales. Porque, ¿qué pobreza es eso de llevar Crisantemos a quien nunca se le llevó una Margarita de la huerta?...Nada, nada…Lo ideal son las flores menos mortales y, por tanto, las más caras del mercado; que para eso le echan cara los floristas al tema…
De esto se sabe también que así fue como se inventó la usura para estos eventos y otras celebraciones nacionales o de importación.

Pero, no importa. Las tumbas deben competir. Los nichos equipararse. El vecino del primero no puede tener mejor muerto adornado que el del rellano…Y se echa la casa por la ventana que, en pasando Jalogüen, el Día de Difuntos o de Todos los Santos, si hay que atarse el cinturón, -con esto de la crisis- se ata. Pero las Ánimas pueden subir más floreadas un escalafón para dejar de penar. Aunque desde su pena comprueben que, en ocasiones, no está la vida de los vivos ni para morirse de risa.

Concluye así el pormenorizado y particularísimo estudio de cómo en la Tierra Noble del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, la fiesta pagana de importación, Jalogüen, fue adoptada como propia, fusionándose tan ricamente a la cristiana fiesta de Todos los Santos Difuntos y Ánimas Benditas.

Nota sobre la última investigación de la autora: El Jalogüen manchego, viene a significar lo mismo que en todo el país; los ingleses de Inglaterra, los mismísimos EE.UU. y el resto del mundo mundial. Pero comprobándose de fuentes fidedignas que de esos llamados EE.UU se ha derivado, y extendido por el orbe pagano y cristiano, esa forma tan conocida de asustar...

¡¡¡UUUHHH¡¡¡ 

martes, 15 de octubre de 2013

UN HOMBRE SENCILLO


Crónica del día. Siempre agradezco que las palabras se presten, orates o juiciosas, a entregarme un poquito de su esencia cada día. Cualquier ocasión es buena para re-crear una pequeña historia. Me doy al afán de buscarle la vuelta a la cotidianidad. De inventar realidades. De permitirme el lujo de que nadie me humille, ofreciéndome 2,50 € por artículo y venderle a un mediocre el esfuerzo de mi imaginación, y/o talento. (Leo en la red que eso paga un “listo” a quién tenga necesidad de comprarse un mero bocadillo de chorizo, -para tapar el agujero de la necesidad- y escribirle los artículos que él precise)… Me digo, por tanto, que lo mío es tener la suerte de frente; porque yo escribo gratis y a destajo. Primero, para darme el placer de ser dueña de mi creatividad, y, segundo; porque una crónica lamida con Lengua de Gata, no tiene precio… Así que, hoy, me ha bastado –como casi siempre- un simple y sencillo gesto para contar. Sin que nadie tenga que asomarme unas monedas por debajo las teclas…

Citas célebres en sobres de azúcar. Es la consigna para el café de la mañana. El compañero de fatigas matutinas disputa dulzores con ese pancreas endocrino de su cuerpo serrano, y toma amargo el suyo. Me pasa el sobre que guarda en el bolsillo, procedente del bar de la esquina. “Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados” Oscar Wilde. 

-Toma. "Frasesdesasquetegustantanto"...
Lo lanza sobre la mesa y le pregunto qué le parece la imaginación de Wilde...

-Esta me ha “gustao”.
- ¿Profunda, verdad?
- No sé. Yo no le doy vueltas a las frases esas, como tú.
-Eres de números. Ya sé...
- No, soy de letras...
-Lo serías, -le espeto-... Ibas para Maestro de Escuela... Y mira donde estamos…

El otrora hombre de letras, repite que él es muy sencillo. Que gusta de dormir la siesta y mirar sentado como se seca la hierba.

-Bella frase ésta, amigo; la que sin saber formaste. Pese a que lo tuyo no es ir en pos de las Letras. Buena oportunidad también para darle con ella a mi Lengua de Gata... (Me llevo las palabras garabateadas para no olvidarme de esa frase que me ha parecido poesía temprana). 

Pero ahora es tiempo de letras y palabras vanas entre el devenir de la gente. Sencilla o complicada. Como la cita de hoy. Aunque prometo volver sobre ellas, para una crónica bajo los tejados, cuando la tarde decline en las baldosas. 

Antes de recoger el azúcar envuelto con palabras de un grande, el hombre sencillo dice que no lee nada de lo que escribo. Ni de nadie. Si ahora le preguntaran por lo último que ha leído, tendría que responder que el manual de su nuevo y flamante coche “Dacia Sandero”

Sonreír temprano es bueno para comenzar la jornada de puertas abiertas y atender el peticionario de turno…(si es posible con el mejor talante)

La mañana de octubre se cuela por la ventana tibia. Silencioso y escrutador, el jovial compañero de barba oscura, que a nuestro lado escucha y sonríe mientras deglute la esencia de las palabras (él luego les contará un chiste) asiente con su cabeza de frente amplia poblada de ideas. -Propia de esos hombres que pueden aderezar el álgebra con semillas de pueblo y calle.

Debo seguir con la rutina que amenaza a las horas. Pero con la constatación, una vez más, que la mayor grandeza no está en la vasta cultura y profunda sabiduría de las personas; sino en el corazón bueno de la gente.

Buena gente es, sin duda, el chico alegre que crea sin parar palabras que tiñen de color tantos días grises. Y buena gente es el hombre sencillo que mira sentado como el otoño seca la hierba. Que es feliz durmiendo la siesta. Que, al despertar, observa como la tierra se envuelve en terrones negros; y la sequedad amarilla se refleja en la azada quieta, acariciada por el sol de media tarde.

Se ha hecho la noche, y el cielo esconde entre nubes una luna fría que presagia vientos nuevos. Mientras, yo solo pretendo que esta crónica sirva de disfrute y entretenimiento. Pero una cosa estoy segura de haber conseguido: El hombre de antiguas letras, leerá, en algún momento, algo más que el manual de su coche nuevo...